Renso Pérez define mano a mano ante Agustín Gómez para establecer el único gol de la tarde en Mitre y Puccini.
Villa Dálmine volvió a festejar ante su gente y sigue escalando en la tabla. Con la victoria ante Almagro llegó a los 22 puntos y sigue siendo fuerte de local, donde en la era Marchesi está invicto con cuatro victorias y un empate. El Viola se impuso por la mínima diferencia con un gol de Renso Pérez en los primeros minutos del partido. Luego, tuvo que terminar sufriendo, pero finalmente los tres puntos quedaron en Campana.
Si las virtudes no aparecen a simple vista, los números obligan a agudizar la mirada: 19 puntos en nueve fechas no pueden ser una casualidad. Tampoco pueden ser obra de un equipo que no juega bien. Una racha semejante tiene que tener muchos más méritos que cuestiones a mejorar. Y ahí está el Villa Dálmine de Walter Marchesi, cuyo "interinato" (las comillas ya son en todo sentido) acumula un balance de seis victorias, un empate y dos derrotas. Un registro propio de un equipo que pelea los objetivos más grandes. Pero claro: el DT asumió el cargo porque, con Jorge Vivaldo, el Violeta no pudo ganar en siete presentaciones. Y entonces ese octavo puesto que ostenta hoy en el Nacional B parece mucho y poco al mismo tiempo.
La reflexión vale porque, ayer, Villa Dálmine superó a Almagro casi de la misma manera que en su último partido le había ganado a Crucero del Norte: por la mínima diferencia, luchando y trabajando el encuentro hasta el último segundo. Por eso, allí donde dice que al Violeta "no le sobró nada", también habría que afirmar que a este equipo le sobra sacrificio y convicción para plantarle batalla al rival de turno; que en este equipo hay jugadores y sociedades que, aunque no brillen, rinden al máximo de sus posibilidades; que este equipo aprovecha sus oportunidades y trata de no brindárselas al oponente.
Son algunos de los méritos de este plantel que conduce Marchesi y que ayer terminó nuevamente en una foto grupal repleta de sonrisas, festejando de cara a la tribuna, compartiendo con sus simpatizantes este momento impensado poco tiempo atrás.
Y con ese envión anímico, con esa convicción, el Violeta se prepara ahora para afrontar una seguidilla de tres partidos en nueve días, dos como visitante (Gimnasia de Jujuy el viernes y Los Andes el miércoles 1º de junio) y uno como local (Atlético Paraná el domingo 5). El objetivo es el mismo: seguir sumando para ratificar su continuidad en este lugar de privilegio al que llegó de la misma forma que gana hoy. "Sin sobrarle nada", pero con sacrificio y convicción en el camino elegido.
EL PARTIDO
Esta 17ª fecha del Nacional B le planteaba a Villa Dálmine un compromiso cargado de matices. Enfrente tenía a un rival como Almagro, que no había perdido en condición de visitante en esta temporada y que, al igual que el Violeta el año pasado, está realizando una gran campaña tras el ascenso conseguido desde la Primera B Metropolitana. Encima, el Violeta llegaba de una polémica suspensión (frente a Los Andes, por problemas en el operativo policial) y con la idea de prolongar su invicto como local desde la asunción de Marchesi.
Y el entrenador se jugó por la misma formación que iba a presentar en Lomas de Zamora, con el juvenil Federico Acosta en el lateral derecho y con Nicolás Álvarez en la línea de volantes. Una apuesta que le resultó positiva, especialmente en el primer tiempo, cuando este tándem controló la mayoría de los intentos de Almagro, que volcó el juego hacia la izquierda de su ataque.
El planto del equipo de nuestra ciudad comenzaba en la intensidad para presionar y disputar el balón. Y continuaba con la idea de saltarse el mediocampo para atacar y buscar permanentemente a sus dos atacantes, Ezequiel Cérica y Francisco Fydriszewski, encargados de aguantar el balón y acoplar compañeros en campo rival.
Y lo hicieron bien ambos, tanto Pastel como el Polaco. Incluso, el gol Violeta llegó a partir de esas premisas: Federico Recalde recuperó y buscó rápido a Cérica, quien le bajó la pelota a Fydriszewski, encargado de hacer la pausa, levantar la cabeza y ubicar la asistencia al espacio vacío para la llegada de Renso Pérez. El oriundo de Bolívar, que atraviesa una gran racha goleadora (siete en los últimos nueve partidos), no se nubló cuando enfrentó a Agustín Gómez y, entonces, en vez de hacer la lógica y cruzar el remate, optó por buscar el resquicio que se le abrió en el primer palo para ubicar justo ahí el balón que tras pegar en el poster terminaría en el fondo de la red.
Iban 12 minutos. Así, al igual que contra Crucero del Norte, el Violeta pegaba rápido y se adelantaba en el marcador. Pero a diferencia de aquella vez, en esta oportunidad no retrocedió, sino que planteó la batalla en la mitad de la cancha. El incansable despliegue de Horacio Falcón y Federico Recalde, la intensidad de Álvarez y Pérez por los costados, más el sólido partido que tuvieron Ángel Alonso y Rubén Zamponi para contener a Altamirano, le permitieron, prácticamente, no pasar sobresaltos.
La única llegada de la visita fue a los 20 minutos, cuando la envergadura del "Gordo" Altamirano generó un callejón libre por el centro de la defensa Violeta. Y allí apareció Gallegos, quien quedó de frente a Kletnicki para definir, sin imaginarse nunca el milagroso cruce de Jorge Demaio.
Así, sin Sardella (salió lesionado), Almagro fue cayendo en la impotencia y el nerviosismo, abusando del roce y cometiendo fuertes faltas que le terminarían costando caro, porque a los 44 de esa primera parte, Sansotre vio la segunda amarilla por una violenta entrada a Renso Pérez y dejó a su equipo con 10 hombres.
Por eso, con ventaja en el marcador, predominancia en la disputa del terreno y superioridad numérica en el campo de juego, todo parecía indicar que Villa Dálmine iba a poder liquidar el pleito en el complemento. Sin embargo, volvió a retrasarse más de lo aconsejado y quedó a la espera de algún contragolpe para tratar de llegar al 2-0. Que se entienda: no forzó esa situación. Entonces, terminó siendo tibio e impreciso de mitad de cancha hacia adelante y ni siquiera los cambios que dispuso Marchesi le pudieron modificar esa tónica (dispuso de una sola chance clara, que Arrechea despejó en la línea tras la definición del ingresado Brizuela).
Es cierto que casi no pasó sobresaltos a los largo del segundo tiempo, pero la diferencia era mínima. Por eso sufrió también. Y cada pelota parada fue un suplicio al que Agustín Gómez le agregó dramatismo y polémica en los minutos finales (se fue expulsado por una supuesta expulsión).
Sin embargo, lo dicho: el Violeta tuvo despliegue en el mediocampo y solidez defensiva. Incluso, luego de recibir seis goles ante Nueva Chicago y quedar como el equipo más goleado del campeonato, ahora acumula dos juegos con la valla invicta.
Así, los dirigidos por Walter Marchesi sumaron una nueva victoria, fundamental para seguir creciendo en la tabla, para seguir recuperándose en los Promedios y para encarar con tranquilidad dos salidas bravas que se vienen de manera consecutiva: primero a Jujuy y luego a Lomas de Zamora.
Por: Pablo Scoccia
Síntesis del partido
VILLA DALMINE (1): Carlos Kletnicki; Federico Acosta, Ángel Alonso, Rubén Zamponi, Jorge Demaio; Nicolás Álvarez, Horacio Falcón, Federico Recalde, Renso Pérez; Ezequiel Cérica y Francisco Fydriszewski. DT: Walter Marchesi. CAMBIOS: 23' ST Mauricio Alonso x Fydriszewski; 28' ST Hugo Brizuela x Álvarez y 45' ST Maximiliano Torres x Cérica. SUPLENTES: Fernando Otarola, Juan Alsina, Fabrizio Palma y Jonathan Figueira. AMONESTADOS: Fydriszewski, Álvarez, Brizuela y Pérez.
ALMAGRO (0): Agustín Gómez; Mariano Barale, Richard Schunke, Abel Luciatti, Nicolás Sansotre; Ezequiel Gallegos, Federico Sardella, Diego Medina, Matías Ruiz Sosa; Emmanuel Barboza y Oscar Altamirano. DT: Fernando Ruíz. CAMBIOS: 27' PT Franco Quiroz x Sardella; ST Nicolás Arrechea x Medina y 21' ST Martín Bordonaro x Barboza. SUPLENTES: Facundo Espíndola, Hernan Ruquet, Nicolás Yaqué y Nicolas Ledesma. AMONESTADOS: Arrechea, Altamirano y Gallegos. EXPULSADOS: 44' PT Nicolás Sansotre y 49' ST Agustín Gómez.