Era el duelo de necesitados, por un lado Dálmine, que venía de dos victorias seguidas y necesitaba los tres puntos para seguir escapando de los últimos puestos; por el otro Midland, que en sus dos últimas presentaciones había cosechado empates en cero. Y en Campana la cosa no cambió, un cero a cero en un partido malísimo, casi sin llegada a los arcos.