El gran presente de Villa Dálmine obliga a retrotraerse al mejor momento de la temporada pasada, cuando peleó hasta el final por ingresar al cuadrangular que definió el segundo ascenso a Primera División. Está claro: las campañas no son similares, pero desde la asunción de Walter Marchesi como DT, el Violeta presenta números dignos de un equipo que lucha por premios grandes. Es que obtuvo 13 de los 18 puntos que disputó con el nuevo entrenador y sumó 10 de los últimos 12 en juego. Una racha similar a la que cerró el 2 de agosto de 2015, cuando tras vencer (justamente a Instituto), cosechó 12 de 15 y se metió de lleno en la pelea por el quinto puesto en el campeonato pasado.
Y dentro de esa racha está el partido que le ganó 2-1 a Gimnasia de Mendoza el 29 de julio, luego de empezar perdiendo 1-0. Era la última vez que Villa Dálmine había conseguido dar vuelta un encuentro hasta el domingo pasado ante "La Gloria".
Sí: además de redondear una gran efectividad, el equipo dirigido por Marchesi también da muestras de carácter. Lo hizo ante Ferro Carril Oeste en Caballito y el domingo en Campana para dar vuelta un partido en el que jugó un flojo primer tiempo, pero que aún así no mereció quedar en desventaja. Sin embargo, reaccionó. Fue agresivo en el complemento, sus individualidades levantaron y la aparición goleadora de Francisco Fydriszewski le permitió concretar la levantada y festejar un gran triunfo junto a su gente.
Así, el Violeta sigue creciendo en la tabla (quedó 13º) y, sobre todo, ganando aire en los Promedios. Incluso, en esa tabla "caliente" se ubica ahora en el 8º lugar y volvió a ser el mejor de los equipos ascendidos en la temporada anterior.
Ahora, en la continuidad de una racha de tres encuentros en 11 días, este viernes enfrentará como visitante a Nueva Chicago, en otro partido que puede significar mucho para este equipo que sigue consolidándose, al igual que un entrenador al que ya no se le agrega el detalle de "interino".
EL PARTIDO
En la mañana del domingo, Villa Dálmine saltó al campo de juego sin sorpresas, con los mismos 11 titulares que había presentado en Caballito. Había en esa formación un desafío, porque no tenía por delante un encuentro de características similares. Ante Ferro debía batallar contra un rival que salía obligado a ganar; en cambio, Instituto llegaba a Campana buscando volver a sumar después de cuatro derrotas consecutivas.
Entonces, intentando asumir mayores responsabilidades desde la tenencia del balón surgió una versión deslucida del Violeta, más allá que Marchesi prácticamente plantó tres puntas, porque Alonso se abría por izquierda y Brizuela por derecha para tratar de acompañar a Fydriszewski.
Sin embargo, le faltó un conductor y quedaba en evidencia su "doble 5" de características más defensivas. Por momentos, Recalde jugaba demasiado cerca de Falcón y se dividían en vez de multiplicarse, obligando a Fydriszewski a pivotear mucho para tratar de generar avances asociados (por momentos, hasta Zamponi abusó de su búsqueda con pelotazos largos y frontales).
Por eso parecía que lo mejor de Villa Dálmine podía llegar de alguna pelota recuperada, porque presionaba muy alto a Instituto que esperaba en su campo y tenía dificultades para salir de allí. La visita dependió mucho de la experiencia de Gastón Machín (ex Independiente y Argentinos) y de la habilidad de Christian Bernardi, capaz de poner a su equipo en campo rival a partir de su talento.
Incluso, el 10 de "La Gloria" tuvo las mejores aproximaciones de la visita y fue el ejecutor del tiro libre que a los 42 minutos de la primera parte encontró la cabeza goleadora de Gotti para adelantar a Instituto en el tanteador.
Ese oportunismo del elenco cordobés le daba una victoria inmerecida por lo mostrado en el campo de juego. Pero había aprovechado su chance en un primer tiempo en el que Villa Dálmine apenas generó peligro con un cabezazo "peinado" de Renso Pérez y un violento remate de Fydriszewski que se fue pegado al palo izquierdo del arquero Hoyos.
En el entretiempo, Marchesi acertó con las palabras en el vestuario y con la modificación en el campo de juego. Su equipo salió con otra actitud y el cambio de Cérica por Brizuela fue determinante desde lo táctico. Es que, a pesar de no estar en un buen nivel futbolístico, "Pastelito" fue clave con su despliegue para complicar a la defensa de Instituto y generarle mayores espacios al "Polaco".
Entonces, con agresividad, el Violeta comenzó a acorralar a Instituto y a generar opciones de gol. Un remate de Fydriszewski se fue muy cerca del ángulo derecho de Hoyos y un cabezazo de Alsina también pasó pegado a uno de los postes. Encima, el arquero visitante reaccionó ante una arremetida de Cérica y calentó el partido, agregándole otro matiz más a la levantada del local.
Así llegó el empate. Y llegó tras un tibio avance de Instituto, luego que Bernardi se metiera en el área. Tras un rebote en Alsina, la pelota quedó suelta, Kletnicki pegó el grito y buscó rápidamente a Cérica con un bochazo largo. Entonces, tomó al fondo de "La Gloria" mal parado, Di Pietro cabeceó hacia adentro ante la presencia de "Pastel", la pelota sobró a Rodríguez y con un gran movimiento, Fydriszewski le ganó la posición al central y cabeceó por sobre la salida desesperada de Hoyos.
Iban 11 minutos del complemento y se gritó muy fuerte en Mitre y Puccini. Era un desahogo, sí, pero la sensación era que si Villa Dálmine lo empataba, lo ganaba al partido. Porque se llevaba por delante a Instituto, porque Falcón y Recalde dominaban el trámite desde el círculo central y porque hasta Álvarez y Demaio se sumaban continuamente al ataque, abriendo la cancha ante el retroceso visitante.
De esa manera, a los 20 minutos llegó una falta sobre el lateral izquierdo y, de esa ejecución, un centro que terminó con varios rebotes, una pifia de Renso Pérez y una volea furibunda de Fydriszewski para establecer el 2-1 y desatar el delirio de las tribunas.
Y no se achicó el equipo de nuestra ciudad, que intentó controlar el juego desde la tenencia. Incluso, con Fórmica por Alonso (no pudo mostrar la verticalidad de otros partidos) logró hacer ancho el campo sin la necesidad de involucrar a los defensores y hasta generó el "olé" que bajó de las tribunas en algún pasaje.
Un momento que pudo haberlo coronado con un golazo, luego que Federico Recalde (de gran segundo tiempo) gambeteara a tres rivales para quedar mano a mano con el arquero Hoyos. Al "Heredero" le faltó decisión para definir y se terminó quedando sin espacios cuando quiso eludir también al golero visitante en una acción que provocó aplausos en todo el estadio.
Pero el Violeta también tenía que sufrir. Y sufrió. Un remate de Vázquez que se fue cerca, una pelota parada que causo zozobra dentro del área chica y un gol anulado a Gotti a los 42 minutos en una pelota parada en la que el fondo local achicó hacia adelante y pareció dejar en offside a tres jugadores de Instituto.
Ese sufrimiento final le dio todavía mayor valor a la victoria de este Villa Dálmine que, a diferencia del que inició el campeonato, hasta se encuentra con fallos arbitrales significativos que no lo perjudican. Es que cuando las rachas cambian, todo parece cambiar. Y el Violeta lo está disfrutando.
Por: Pablo Scoccia